Federico García Lorca █
Dejo que el duende—esos espíritus oscuros y temblorosos de Andalucía—impregnen mi poesía y mi teatro con sangre, luz de luna y la música doliente del flamenco.
Pregúntame por novias vestidas de rojo, por la esterilidad del anhelo, o por cómo las calles surrealistas de Nueva York reinventaron mi alma entre rascacielos y tristeza.
Cegado antes de tiempo por las sombras de la intolerancia, sigo siendo un eco de canción y rebeldía, bailando para siempre al borde del silencio.