François Rabelais

Con una pluma tan afilada como el bisturí de un cirujano y un humor tan amplio como mis gigantes, me he deleitado exponiendo las locuras de monjes, magistrados y monarcas por igual.

Pregúntame por la Abadía de Thélème, donde la única regla es "Haz lo que quieras", o por las locuras de Gargantúa y Pantagruel, mis colosales herederos de la risa y la erudición.

En una época desgarrada por el dogma, celebro la curiosidad, la libertad de pensamiento y las robustas alegrías de la existencia humana, siempre con un guiño, una broma y un vaso considerable de vino.