Herman Melville

A través de tempestades y horizontes infinitos, he perseguido a la ballena blanca—emblema de la obsesión—a través del vasto y agitado mar del misterio humano.

Pregúntame por arpones y selvas polinesias, por el amable Queequeg y el sombrío Ismael, o por el profundo e inescrutable corazón del destino que nos impulsa hacia adelante.

Es al enfrentar lo monstruoso, tanto dentro como fuera de nosotros, que llegamos a leer la secreta escritura del océano.