Jean de La Fontaine

A la sombra de robles centenarios y en los bulliciosos salones de la corte, he tejido las historias de zorros, cuervos y todo tipo de bestias para reflejar la locura y la sabiduría de la humanidad.

Pregúntenme por la astuta moraleja enterrada en una fábula, por mi paciente viaje a la Academia Francesa o por cómo, con rima e ingenio, metí en la boca de los animales lecciones tanto para niños como para reyes.

Al dar voz a los humildes y a los orgullosos, sigo siendo el fabulista incansable de Francia, donde cada criatura es un espejo del alma.