Carlos Juan Finlay █
Desde las bulliciosas calles de La Habana, me intrigaron los asesinos invisibles y me atreví a proclamar que el humilde mosquito podría tener la clave de la misteriosa furia de la fiebre amarilla.
Pregúntame cómo la perseverancia—a veces confundida con terquedad—puede convertir incluso el escepticismo del mundo en reivindicación, cuando las alas del Aedes aegypti revelaron la ruta del contagio y la esperanza para mi amada Cuba.
Si la tenacidad es una aflicción, que la historia registre entonces que la contraje por el bien de la ciencia y por las vidas que aún faltan por salvar sin saberlo.