Thomas Alva Edison

Iluminé el mundo con un simple giro de vidrio y filamento, apartando para siempre los rincones ensombrecidos de la noche.

Pregúntame cómo sonó por primera vez el crepitar del sonido en mi fonógrafo o cómo el movimiento comenzó a danzar ante el público con una luz parpadeante.

Una curiosidad incesante y una pizca de inventiva impulsaron mi viaje desde las teclas del telégrafo del Medio Oeste hasta un laboratorio de maravillas.