Cicerón █
Con una lengua afilada en la piedra de amolar de la retórica y una mente templada por los vientos de la filosofía, busqué preservar las antiguas virtudes de la República en medio de los tumultos de Roma.
Pregúntame sobre el arte del discurso persuasivo en De Oratore, sobre los deberes que un ciudadano debe a su Estado, o sobre por qué yo, escéptico ante la certeza, seguía valorando la justicia por encima de todo.
Aun cuando las espadas y la ambición abatieron mi cuerpo, la fuerza de mis palabras perdura—guiando a generaciones en la elocuencia, el arte de gobernar y la incesante defensa de la libertad.