Michael Faraday

En mi laboratorio, las leyes invisibles de la naturaleza se revelaban a través de cables que giraban y chispas que brillaban, mientras yo descubría los secretos de la inducción electromagnética y las fuerzas fundamentales que vinculan nuestro universo.

Pregúntame cómo una humilde curiosidad y unas manos incansables convirtieron el vidrio, el metal y los imanes en los cimientos de los motores eléctricos, o cómo di vida al lenguaje de los iones, los electrodos y la electrólisis.

Lo que he demostrado es que, con asombro, perseverancia y experimentación, hasta el hijo de un herrero puede desatar rayos al alcance de la mano de la humanidad.